lunes, 9 de mayo de 2011

LA VICTORIA SOBRE SI MISMO

Se ha dicho con sobrada razón que la más difícil victoria, es la victoria sobre sí mismo.
A los enemigos de afuera se les evite o se les derrota, escogiendo el tiempo y las circunstancias, pero a las que están dentro de nosotros, nos persiguen sin tregua, no se les puede huir, ni es dable postergar la lucha en la que va empeñada nuestra virtud, nuestra paz y hasta nuestra misma vida. Adversarios implacables son, que todas las armas esgrimen y a todos los medios apelan para triunfar; y su triunfo se llama: ociosidad, violencia, envidia y corrupción.Quien no sepa vencer sus caprichos e instintos, ¿podrá alcanzar la meta de sus esperanzas y esfuerzos?, ¡como manchar con la voluntad floja el corazón rebelde, la inteligencia obscurecida por mil pasiones que se oponen y destruyen para renacer sin término!.En todas las esferas, cualquiera que sea el lugar de parado a cada hombre, - en el taller de trabajo, en la cabaña del labriego o en el palacio del millonario -, siempre es preciso vencerse, luchar consigo mismo, obligar a la voluntad a seguir adelante, decir como aquel célebre guerrero francés cuando en la batalla le embriaga el miedo. ¿ por qué tiembla el esqueleto?.Esta victoria interior no est tan fácil porque el instinto y la pasión son demasiado primitivos y violentos; la parte que del animal tenemos, no quiere encadenarse y ruge, y muerde el hierro y nos desgarra con sus zarpas. Pero la perseverante firmeza consigue al fin su objeto y al hacernos señores de nosotros, nos hace señores del provenir y quizá s del destino.Al dueño de si mismo no le quebrantan fracasos ni le envenenarán fracasos, ni le envenenaran amarguras, ni le enloquecerán perfidias. Sereno, impávido, dirige el bajel de su existencia por entre las mas embravecidas olas...